En una noche apocalíptica con extrañas y amenazadoras presencias, los herederos de una fundación con fines benéficos son convocados por el notario de la misma. Recibidos por dos casi clonados consejeros y encerrados en un extraño y claustrofóbico despacho, los herederos escucharán atónitos y decepcionados la lectura de un testamento que los relega a un papel secundario. Es entonces cuando los consejeros entrarán en acción y, con ellos, el juego de las negociaciones y alianzas. Todo, de pronto, será objeto de compra-venta y los herederos irán cayendo en sus redes, aunque no nos engañemos, nadie, en aquel mercadeo, será inocente; sólo Ginger y Fred, los queridos perros de la familia y ya rehenes de encontrados intereses.
Bajo la apariencia de una sátira y con una estética marcadamente expresionista, Las provechosas alianzas no dejan de ser una crítica y un triste reflejo de nuestra más actual realidad sociopolítica en la que sólo parecen primar los intereses particulares y en la que todo se ha vuelto negociable.