La obra de Aleksandr Pushkin (1799-1837) -reconocido unánimemente como el principal forjador de la literatura moderna rusa- sirvió de crisol donde se fundieron la precisión de la lengua escrita con la fértil fantasía de la lengua hablada. En " La hija del capitán " (1836), bajo la influencia de Walter Scott, Pushkin, con una sinceridad alejada de la exagerada afectación romántica, se sirve de un hecho histórico -la sublevación del caudillo cosaco Yemelián Pugachov- para explorar literariamente uno de los temas constantes en la historia de la sociedad rusa: el conflicto entre un sistema despótico e injusto y un pueblo sometido y humillado, proclive a utilizar la figura de falsos mesías para defender su honor y liberar su ira contra el poder opresor.
Traducción de Ricardo San Vicente