Carlota nunca había estado antes en un museo. No le gustaban las multitudes, así que se fue en busca de una sala vacía. Es una niña más bien traviesa y, al ver todos los cuadros en la galería, se sintió atraída por ellos y quiso tocarlos. De repente se introdujo en ellos viviendo un sinfín de aventuras y anécdotas. Este libro, ilustrado con algunas de las más famosas pinturas de la National Gallery de Londres: "El carro de heno", "Madame Moitesier sentada", "Les parapluies", de Pierre-Auguste Renoir, "Tormenta tropical con tigre", de Henry Rousseau; y de la Tate Gallery también londinense, "Suprematismo Dinámico", pretende enseñar a los niños, a través del personaje de Carlota, los encantos de un museo, las riquezas que en él se encuentran y lo divertido que resulta su visita.    La pequeña se introduce en cuadros de diferentes estilos y estéticas, de diferentes épocas, incluso de distintos colores, texturas y motivos. "¡Esto sí que es pasárselo bien!", afirma Carlota.    Al final de El Museo de Carlota se incluyen unos cuantos consejos que los más pequeños pueden seguir cuando vayan a una galería de arte, como son no tocar nunca los cuadros para no dañarlos, no ver demasiados en una sola visita ya que es mejor escoger unos pocos y fijarse en los detalles, las formas y los colores.