Nada más abandonar su exilio en Lisboa, José Ortega y Gasset visita en Semana Santa San Roque on-the-Rocks —la colonia que España posee en Gran Bretaña—, invitado por su discípula María Zambrano, que se ha trasladado allí con su hermana y sus gatos para dirigir el Instituto Kantiano de Estudios Filosóficos. La llegada del pensador español perturba la tranquilidad del palacio de Buckingham debido al interés de la princesa Isabel por la obra de Ortega, que la lleva planear una visita de incógnito a San Roque. El filósofo, mientras tanto, vive momentos de angustia, porque nada más pisar suelo sanrroqueño el fantasma de Azaña se le aparece continuamente, vestido con traje de etiqueta lleno de medallas y condecoraciones. Tampoco la paz de la colonia pasa por sus mejores momentos: en la cercana isla de Lundy descubren el cadáver de un chino que, antes de morir entre las cagadas de las gaviotas que pueblan el islote, se traga un papel escrito en ruso. Mientras las procesiones se preparan para sortear la lluvia, el comisario Mompou deberá proteger la seguridad de Ortega y Gasset e investigar con el espionaje británico el misterio del chino muerto.