Holle es una lúcida viuda de ochenta y dos años, consciente de que la vejez supone “una ofensa ultrajante” pero que no está dispuesta a rendirse. Vive sola en el mismo edificio que su nieta soltera, Laura, office manager especialista en controlling. Ésta pasa a verla después de trabajar: le gustan los recuerdos que le cuenta su abuela, y a Holle le agrada que la escuche. Laura es su enlace con un presente caótico donde imperan las tablets, los smart phones y la Wikipedia; Holle es la ventana por donde Laura se asoma a la historia. Como una anciana y sabia Sherezade, noche a noche cautiva a su nieta con el relato de su despertar a la vida cuando era una secretaria de veinte años y descubría la amistad, el amor, los celos y la lealtad. Entre sus historias le narra el turbio episodio de espionaje que la marcó para siempre y le descubre la República Federal Alemana -en plena Guerra Fría-,un país todavía en construcción que sufre aún las secuelas de la gran contienda. Con su habitual ironía y una sencillez sólo aparente, la autora traza el acerado retrato de una época y unos personajes inmersos en una trama siniestra y mortal; una sombra cuyo mayor peligro es el miedo.