Elegido libro de arquitectura del año en el Festival Internacional del Libro de Arte y de Cine de Perpiñán, en Francia, el Cosmic Communist Constructions Photographed de Frédéric Chaubin explora 90 edificios situados en 14 ex repúblicas soviéticas. Estas estructuras representan lo que Chaubin considera la cuarta edad de la arquitectura soviética, una época de prosperidad desconocida que abarca de 1970 a 1990.
Al contrario que en los años 1920 y 1950, durante este periodo no surgió ninguna gran escuela ni tendencia. Estos edificios representan un impulso caótico fruto de un sistema en decadencia. Aprovechando el colapso de la estructura monolítica, los arquitectos fueron mucho más allá del modernismo, regresando a los orígenes o innovando con libertad. Algunos de los más audaces completaron proyectos que habrían sido un sueño para los constructivistas (Sanatorio Druzhba, Yalta) y otros dieron rienda suelta a su imaginación de un modo expresionista (Palacio de Weddings, Tbilisi). Del mismo modo, un campamento de verano, inspirado en bocetos de un prototipo de base lunar, reclama su influencia suprematista (Campamento juvenil Prometeo, Bogatyr). Después llega el despliegue de la arquitectura parlante en los últimos años de la URSS: un crematorio adornado con llamas de hormigón (Crematorio, Kiev), un instituto tecnológico con un platillo volante estrellado en su techo (Instituto de investigación científica, Kiev), un centro político que observa como un Gran Hermano (Casa de los Sóviets, Kaliningrado).
El mosaico de estilos y las estrategias extravagantes de estos edificios los convierten en vestigios extraordinarios de un sistema que se desintegraba. Con su diversidad y exotismo local son testimonio de la vasta geografía de la URSS y del final de la Unión Soviética, de los agujeros de una red en expansión. Al mismo tiempo, inmortalizan muchos de los sueños ideológicos del país y su época, desde una obsesión por el cosmos hasta el renacimiento de la identidad.