Publicado en 1966 y ganador del Premio Xavier Villaurrutia en ese mismo año, José Trigo es el punto de partida obligado para recorrer el camino literario de Fernando del Paso. En esta, la primera de sus novelas, se retratan con detalle y empatía la desesperanzada vida de los ferrocarrileros en el México de mediados del siglo XX, sus batallas laborales y su miseria, la ilusión de una huelga redentora y la severidad de la traición. Por estas páginas atraviesa un fantasmal José Trigo, más símbolo que protagonista, y un conjunto de personajes doloridos, víctimas del drama cristero de los años treinta, de la corrupción sindical de las décadas posteriores y del inequitativo progreso de la nación.
Estructura y lenguaje hacen de esta obra un delicado mecanismo de relojería. Los capítulos de la primera parte progresan hacia un punto de quiebre, después del cual se desanda la ruta con absoluta simetría, acaso para enfatizar el carácter circular de un relato con reminiscencias prehispánicas. Pero es en el uso audaz, en la radical reinvención de nuestra lengua, donde Fernando del Paso se entrega por completo a la experimentación y logra proezas que deslumbrarán al lector resuelto a acompañar al escritor en su lúcido delirio. Si esa controlada transgresión causó sorpresa e incomodidad en la crítica cuando la novela se publicó por primera vez, hoy se reconoce como una de las grandes hazañas de la literatura mexicana en los años sesenta, cuyos hallazgos no dejarán indiferente aun al lector contemporáneo.
Esta edición, que incorpora como prólogo la temprana reseña escrita por el académico sueco Artur Lundkvist, es una forma de conmemorar, en su 80 aniversario, al imprescindible autor de Palinuro de México y Noticias del Imperio, ambas publicadas por el FCE; al incorporar José Trigo al catálogo de la casa, se cumple el destino de esta novela de aparecer con el sello que debió acompañarla desde su primera hora.