Joan Maragall orientó gran parte de su obra literaria a la búsqueda de ese espacio limítrofe entre el cielo y la tierra, lo efímero y lo perenne, la vida y la muerte. La fe de Maragall en un ideal ético-estético fraguado en el acto contemplativo de la naturaleza como resorte de una expresión artística pura da lugar a poemas que, alejados del preciosismo o el virtuosismo gratuitos, alumbran imágenes vívidas del ritmo creador que palpita en la realidad. Nacidos de una mirada abierta e inocente hacia el mundo y la vida, sus poemas reflejan la sencillez y la pureza del que ha sabido romper el caparazón de la apariencia para emprender un viaje sin retorno persiguiendo el rastro de lo eterno. 10