Uno de los apelativos más conocidos de Vivien es el de «Safo 1900». La pasión se contempla en Vivien como destino absoluto. Si unos textos proponen la glorificación sin trabas del puro impulso pasional, otros, en cambio, constatarán la destructividad inevitable de la pasión así asumida. Este programa vital provoca un brusco choque frontal contra la realidad y sus rígidos compartimentos. Renée Vivien, quien no se adaptó ni a su país natal, ni a su familia, ni a los usos amorosos y sociales de su época y ni siquiera al nombre que le habían impuesto, tampoco adaptó ni sometió su escritura a las convenciones esperadas."