Ludwig es alemán, ella es japonesa. Ambos se unen para toda la eternidad en 1945, en Hiroshima. Desde esa fecha, «hibakusha» es el nombre dado a los supervivientes de los ataques nucleares americanos en las ciudades de Nagasaki e Hiroshima. Testigos perpetuos del horror.
Pero, más allá de la Historia, de sus caprichos, de sus dramas y sus desgarros, este álbum plantea las preguntas del instante posterior...
¿Qué queda de la vida de un hombre, de sus compromisos, de sus obligaciones no cumplidas, de sus faltas?
¿Qué queda de sus emociones, de sus amistades, de sus amores?