Crónica sentimental que rememora con afecto las relaciones establecidas entre el autor y ciertos colegas en el diseño gráfico cuya obra admira casi sin reservas, y más de una incondicionalmente. Se trata de recordar con emoción a cuarenta y ocho queridos compañeros del autor en el diseño gráfico, nacionales y extranjeros, algunos ausentes, otros jubilados y algunos -no muchos- todavía activos. El autor se pregunta si el futuro del diseño gráfico español no dependerá, en sustancia, de cómo se enfoque el pasado.