Fue una escena de un puerto moteada y borrosa la que dio nombre al estilo. Cuando Impression, Sunrise (Impresión, Sol naciente), de Claude Monet, se expuso en abril de 1874, la crítica aprovechó el título de la obra y su representación estilística imprecisa de la luz y el movimiento en el agua para ridiculizar esta nueva tendencia artística impresionista.
Como ha sucedido con muchos movimientos artísticos trascendentales a lo largo de la historia, la crítica recibió su merecido. Hoy en día, el impresionismo es uno de los firmes candidatos a ser el período pictórico favorito en todo el mundo. Con exposiciones taquilleras, subastas astronómicas y museos abarrotados, aquellas obras que se arrinconaron porque se consideraban incompletas o imprecisas hoy son apreciadas por su modo de evocar el tiempo y el espacio, así como por la habilidad artística de aplicar pinceladas rápidas en el lienzo.
Pese a su popularidad y la enorme cantidad de libros publicados sobre el tema, aún quedan muchos aspectos y artistas por descubrir. TASCHEN se ha propuesto llenar este hueco poniendo en valor artistas injustamente olvidados como Berthe Morisot, Lucien Pissarro y Gustave Caillebotte, además de explorar las características del impresionismo, desde la pintura al aire libre hasta los llamativos contrastes cromáticos, no sólo en su Francia natal sino en el resto de Europa y en Norteamérica.