La imagen que tenemos de París se debe en buena parte al pintor y artista gráfico Henri de Toulouse-Lautrec (1864-1901). Con sus grabados, pósteres, pinturas y dibujos, el artista inmortalizó la vida nocturna de la Belle Époque y situó el barrio de Montmartre, en el norte de París, en el mapa global de los epicentros creativos y hedonistas.
Hijo de la nobleza francesa, Toulouse-Lautrec parece haberse sentido atraído desde muy joven por los ambientes más mundanos, con una inclinación especial por las salas de fiestas, los cabarés y los burdeles de Montmartre. Sus modelos eran afamadas bailarinas y cantantes, en especial una, Jane Avril. Y sus obras retratan tanto animadas escenas en plena actuación como otras fuera o entre bambalinas, tranquilos y tiernos retratos, como En el sofá y En la cama. Estilísticamente, el artista dominaba tanto el grafismo audaz, algo patente en los carteles promocionales de Jane Avril, como los bosquejos poco definidos pero bien evocadores.
Aunque tan sólo tenía 36 años cuando murió, debido al alcoholismo y la sífilis que padecía, Toulouse-Lautrec dejó un legado cultural inconmensurable. Este libro esencial sobre su figura recorre un universo de cantantes, bailarinas, músicos y prostitutas para descubrir a un artista dotado de una gran empatía, una habilidad figurativa sorprendente y una sensibilidad única para captar la energía y las historias propias de una ciudad.