Los cantaores de flamenco siguen cantando coplas de Cante hondo confundiéndolas y alternándolas con las populares. Que lo hicieran fue el primer
deseo de su autor, expresado en el subtítulo y en la introducción de este volumen de cuya primera edición de 1912 la leyenda cuenta que vendió mil ejemplares el primer día. Su éxito pasado y presente no lo explica, sin embargo, el buen uso
del octosílabo, de la rima asonante o de la fonética andaluza, sino el comprender que los tercios de una soleá encierran «muchos tomos de filosofía».
La edición
Nuestra edición reproduce la segunda, corregida y aumentada, de 1916, cuyos cambios respecto de la primera hemos anotado al pie. Añadimos asimismo
dos apéndices: el primer ensayo sobre el flamenco, escrito en 1881 por el padre del autor, Antonio Machado y Álvarez, como prólogo a su primera Colección de cantes flamencos; así como una semblanza del padre escrita por el hijo en 1947.