...y despu233;s de comer nos reunimos junto al fuego y le pregunt233; por sus andanzas.
Nos cont243; muchas historias aquella noche, y tambi233;n al d237;a siguiente.
Pero lo que yo ahora relato naci243; de la amargura de sus d237;as, aunque 233;l fuera bondadoso, y son relatos que hablan del polvo y la paciencia de su camino.
Y cuando nos dej243;, tres d237;as despu233;s, no sentimos que hubiera partido un hu233;sped, sino m225;s bien que uno de nosotros segu237;a a250;n en el jard237;n y todav237;a no hab237;a entrado.