He aquí el primer libro que Richard Brautigan publicó, y su primer gran fracaso, cosa de esperar en un texto que, como se ha dicho ya, fundaba su propio género, por lo cual debía insuflar vida a unos lectores que todavía no existían, que tardarían un poco en llegar y que, no obstante, serían y son aún hoy legión. Brautigan había escrito primero La pesca de la trucha en América, pero Un general? se publicaría antes por su carácter más «tradicional». Sin embargo, ambos libros entroncan de modo más general en eso que ahora se llama «género confuso» y dan cuenta de un punto de vista peculiar, que pasa del detalle más prosaico a un lirismo doloroso, de la ternura al humor más cáustico.
Si La pesca de la trucha en América es un viaje ?en varios sentidos? por un país y una época, Un general confederado de Big Sur es un recorrido iniciático por los mitos, las imágenes y la demencia del Sur profundo de la mano de un personaje llamado Jesse, trasunto del propio Brautigan, y, sobre todo, del inolvidable Lee Mellon, maestro, mentor y pervertidor, un pillo que devora la vida con hambre ejemplar y no deja crecer la hierba a su paso. Sin otras armas que la locura y el absurdo, estos dos personajes presentan el envés de la sociedad americana desde la perspectiva del descastado, que observa el mundo bajo otra luz y no espera nada de él.
La literatura de Brautigan, deudora del humor de Mark Twain, la ironía de O?Henry, la solemnidad del Antiguo Testamento y la concisión casi mística de Hemingway, sorprende aún hoy por su carácter radical y mestizo, su total libertad temática y formal y su poesía a veces etérea.