Cuando murió su padre, Nur y Hossein heredaron el târ, una especie de laúd que en su familia se transmitía de generación en generación. Pero el instrumento se les resistió, negándose a emitir los acordes místicos que hacen célebres a los músicos de Irán. Entre sus dedos, no parecía más que un pedazo de madera. ¿Era, acaso, una maldición?
El târ que oculta sus secretos es el personaje central de esta alegoría, y representa la figura paterna. Los
hermanos quieren dominarlo, librarse de su tiranía, aun a riesgo de destruir el instrumento. Pero cambiar las cuerdas de un târ es como cambiarle el alma. O la del músico que lo posee.