En el otoño de 1787, Mozart y su mujer se encuentran de viaje hacia Praga, para asistir al estreno de "Don Giovanni". En uno de los altos en el camino, Mozart entra en el jardín de una casa señorial, donde tocará para sus huéspedes algunos de los pasajes de "Don Giovanni". A partir de esta anécdota, Mörike traza una semblanza psicológica del músico y un inigualable retrato del ambiente de la época rococó.