Susanna Tamaro muestra con sobrecogedora emoción el lado más desasosegante de nuestra cotidianidad en estos relatos. Nabila, Salvación, Arik o Rossella son los protagonistas de estas páginas, pero en la vida real siempre son personajes secundarios, emigrantes procedentes de África, Filipinas o Cabo Verde que simbolizan la dificultad de comunicarnos y de vivir con la diversidad. «En nuestros itinerarios cotidianos encontramos muchos rostros. Rostros que pertenecen a mundos distintos y, con frecuencia, parecen incluso de distintas épocas. ¿Qué habrá detrás de esas miradas? La mayoría de las veces preferimos no hacernos preguntas. Dejarlos fuera. Fuera de nuestros pensamientos, fuera de nuestros sentimientos, y si es posible, fuera también de nuestro horizonte.»En un mundo trastornado por la cháchara mediática es difícil guardar silencio, es difícil escuchar y mirar, tratar de comprender quién soy yo, quién es el otro. Resulta más fácil aferrarnos a la primera opinión que se nos propone y llevarla puesta como se lleva una prenda de moda. Pero una opinión, más que un terreno sólido sobre el que confrontarse, es una ciénaga que tiende a uniformar la riqueza de la realidad en un limo grisáceo. ¿Y si debiéramos dejar “fuera” precisamente nuestras opiniones, nuestros prejuicios, nuestras barreras? ¿Y si el extranjero, en lugar de una amenaza, es una interrogación sobre nosotros mismos, sobre el sentido de nuestro estar en el mundo?» Susanna Tamaro