En la tetralogía El mar, Pío Baroja quiso rendir un sentido homenaje a las novelas de aventuras y sobre
todo a la larga estirpe de marinos vascos que se sintieron cautivados por los océanos. En las cuatro obras que se
presentan en este volumen, Baroja hace gala de una extraordinaria sensibilidad para la nostalgia y una habilidad para
la pulsión aventurera sin parangón en las letras castellanas modernas. Las inquietudes de Shanti Andía, una de las
novelas más justamente famosas de Baroja, se centra en los recuerdos de una vida que de alguna manera se siente
malgastada al compararse con las glorias de un pasado marinero representadas por Juan de Aguirre, el tío del
protagonista. En El laberinto de las sirenas, Andía vuelve a rastrear en Nápoles el pasado, personificado esta vez en
la vida de Juan Galardi, otro intrépido vasco que sin sospecharlo debe enfrentarse en Calabria a oscuros misterios y
peligros en un laberíntico escenario. Las dos últimas novelas de la serie, Los pilotos de altura y su continuación, La
estrella del capitán Chimista, narran las vidas y peripecias de dos marineros vascos, Embil y Chimista, que se conocen
durante sus viajes oceánicos y acaban dedicándose al comercio de esclavos. El realismo y la maestría con que Baroja
retrata los personajes, los ambientes exóticos y los emocionantes episodios de estas dos novelas le sitúan con todo
merecimiento en la mejor tradición británica de la literatura de aventuras.