Todo empieza en el lunes de esa semana algo tonta que media entre Navidad y Año Nuevo en el que Kinsey Millhone se encuentra empantanada en un caso de reclamación por incendio provocado. Algo la molesta, pero no consigue dar en el clavo. Para colmo, al abrir el correo de la mañana, se da cuenta de que en la propia cuenta bancaria le han ingresado erróneamente 5.000 dólares. Kinsey nunca ha creído en Papá Noel y no va a cambiar de idea a estas alturas. De modo que, resignada, llama al banco: de pronto el depósito de 5.000 dólares deja de ser un error para pasar a ser un buen lío. Tras las primeras averiguaciones, Kinsey descubre que su futuro inmediato está íntimamente ligado al pasado de una familia y al explosivo secreto que la ha protegido durante veinte años. Al ahondar en el caso, descubre que poner a prueba el pasado –y más si es el de una familia– puede tener consecuencias letales, ya que se encuentra siguiendo las huellas de un crimen que conducen al umbral de su propia puerta…