Rico pone a todo el mundo de los nervios: es lento y demasiado sincero, y a veces le cuesta comprender las cosas. Como él mismo dice: «¡Es como si mi cerebro condujera un coche sin volante!». Sin embargo, un día conoce a Óscar, un sabelotodo muy particular, y junto a él intentará resolver el misterio del secuestrador del súper, que está aterrorizando a la ciudad. Ya de paso, Rico descubrirá lo divertido que puede ser tener un amigo.