Escrita en dos tiempos, en 2000 y ahora, Carta a mi hijo adoptado es pura emoción vivida. Pilar Rahola
explica el antes, el durante y el después del acontecimiento principal que es el centro de este libro: la adopción de
su hijo Noé. Desde la singularidad intransferible del propio caso, Pilar Rahola escribe una carta a su hijo, un libro
sobre la adopción sin dogmatismos ni pretendidas soluciones prácticas, solo partiendo de la experiencia radical y
conmocionadora que en cualquier caso implica el hecho de adoptar una criatura. Y once años después, pasado el tiempo y
con el contrapunto de una nueva adopción, Ada, puede mirar hacia atrás y completar el círculo que convierte esta
epístola íntima, Carta a mi hijo adoptado, en un libro universal. «Al final del libro me reencontraré con el lector en
este tiempo presente. Pero justo en medio de estas palabras y las últimas, este es el texto que escribí hace once años,
cuando apenas sabía nada de la adopción y solo me veía con ánimo de expresar, en voz alta, los temores que me habían
atenazado, las dudas que me habían torturado, las ilusiones que me habían empujado. Una madre y un hijo, una historia
de amor cuya gramática fuimos inventando a medida que íbamos compartiendo la vida».