Desde pequeña, Kari tiene un sueño que se repite constantemente: gentes con ropas extrañas que la miran fijamente... Enormes figuras con las manos tendidas, que salen de la brillante luz del sol y se dirigen hacia ella. Y, de repente, un día aparece Rachel en su casa, con su abrigo raído y sus bolsas de plástico cargadas de basura.