Esa mañana, el oso lloraba. Su amigo el pequeño pájaro había muerto. Taló un árbol del bosque y fabricó una cajita. La barnizó con zumo de bayas silvestres. Rellenó el fondo con pétalos de flores. Luego, puso delicadamente a su amigo en el interior. Se diría que el pequeño pájaro estaba simplemente durmiendo. Sus plumas coloreadas estaban infladas y su pequeño pico negro, brillaba como el ónice. El oso estaba muy triste recordando a su amigo… Un día, dando un paseo, se topó con un gato salvaje durmiendo la siesta en la orilla del río. A su lado, en la hierba, había una mochila vieja y una caja de forma muy extraña. Era un violín. A partir de 4 años