Un día, el cocodrilito Aquiles ya no quiere comer plátanos. Sus padres, preocupados, le animan a comer salchichas, tartas de chocolate... y los alimentos más ricos de la selva pero no hay manera. Lo que Aquiles de verdad quiere y desea es comerse a un niño. Así, el pequeño cocodrilo se va en busca de una verdadera presa que le quite el hambre.