Un recorrido por los lugares emblemáticos de la Barcelona más revolucionaria.
Engels dijo que Barcelona es la ciudad del mundo que más levantamientos ha producido. Lo que equivale a decir que también es la ciudad que más aplastamientos ha sufrido. Y lo malo de las cosas aplastadas es que son difíciles de observar a través de lo que tienen encima. Barcelona rebelde intenta ver la Barcelona que hay debajo de Barcelona, y que aún subsiste, si uno se fija, entre sus calles.
Es una Barcelona con una historia diferente a la que se le presupone, con encontronazos con España y con Cataluña. Una Barcelona que empezó a liarla muy pronto y que irá chocando con la autoridad del rey de Aragón primero, y con la de los sucesivos reyes de España después. Proclamó la república en el siglo XVII, con un par, y padeció en el siglo XVIII lo que fue la primera guerra civil con el canon español de guerra civil (asesinatos, exilio, represalias). En el XIX se enfrentó a la explotación y al Estado, y asistió a ejercicios de represión difíciles de imaginar cuando se pasea por Barcelona un día de sol y pajaritos. En el siglo XX ha vivido dos revoluciones libertarias, los primeros bombardeos sobre población civil, la dictadura fascista más longeva de Europa y la represión más dilatada. Y, paralelamente, a lo largo de los siglos y en esas mismas calles, Barcelona ha generado también una forma de vida privada propia, extraña en la Península, que maravilló a tipos como Cervantes, Moratín o Genet, y con la que sus ciudadanos, esos con los que te cruzas en esas esas calles de Barcelona, formulan su rebeldía íntima.