La Maternidad de Elna descubre uno de los capítulos más dramáticos, tiernos y desconocidos de la posguerra catalana. Entre 1939 y 1944 la suiza Elisabeth Eidenbenz salvó la vida de 597 niños. Eran los hijos de las exiliadas catalanas y españolas que malvivían en condiciones penosas en los campos de refugiados republicanos de Sant Cebrià de Rosselló, Argelers y Ribesaltes y tuvieron la suerte de ser acogidas en la maternidad que creó Eidenbenz.
"Había una madre que no tenia leche y el niño lloraba de hambre noche y día. Cuando éste se rendía de tanto llorar, se dormía y ella lo calentaba con su cuerpo. Las mantas que tenían todavía estaban mojadas desde aquellos días terribles de febrero. Cuando salía el sol, enterraba al pequeño en la arena hasta dejarlo cubierto y con la cabecita fuera. La arena le servia de manta. Pasaron unos cuantos días, pero finalmente el niño murió de hambre y de frío.
Yo estaba embarazada y sólo pensar que mi hijo nacería en ese infierno me desesperaba". Mercè Domènech (Portbou, 2004)