Todo aquel que visita la República Checa empieza por Praga, la cuna de la cultura checa y una de las ciudades más fascinantes de Europa. Praga tiene un núcleo medieval gótico casi intacto que invita a retroceder 500 años en el tiempo: el puente Carlos del s. XIV, con las murallas del castillo y las agujas de la catedral de San Vito como telón de fondo, es una estampa clásica de cualquier viaje por el mundo. La ciudad también tiene un centro urbano dinámico con un gran programa cultural y una interesante oferta gastronómica. Y la República Checa no es solo Praga. En pleno corazón del antiguo Imperio austrohúngaro, ha vivido una larga historia de asaltos tribales, conquistas militares y dinastías victoriosas.