Tres concepciones metodológicas se disputan desde hace un par de centurias el protagonismo en la construcción del discurso filosófico: la Hermenéutica, la Dialéctica y el Positivismo. Cada una pretende hacer justicia, respectivamente, ya a la subjetividad del hombre, ya al acontecer de la historia, ya a la objetividad de los hechos. A ellas corresponden, también, las tres orientaciones dominantes en la reflexión del siglo que acaba de terminar: Fenomenología, Neomarxismo y Neopositivismo.