Del buen amor y el buen comer la consagra como una gran escritora capaz de conmover y
divertir gracias a una visión tan intensa como lúdica de la vida. En esta ocasión, la novela cuenta su paso de chef a
crítica gastronómica, profesión que la llevará a visitar restaurantes de todo el mundo, desde Bamgkok a París o Los
Angeles, aprendiendo lecciones de vida, amor y comida.
«Son muchos los libros de memorias que resultan
fastidiosos porque cuentan demasiadas cosas, o porque cuentan demasiado pocas. Éste cuenta lo justo. [...] El libro se
lee no como una vida descrita, sino como una vida vivida y luego plasmada. [...] Cada historia afirma el deseo (por
parte de Ruth Reichl) de ir más allá, incluso cuando celebra sus inverosímiles profundidades». The New York Times