Las «Dosis diarias» de Alberto Montt llevan provocando las sonrisas y las
reflexiones cotidianas de muchos de sus seguidores desde hace ya varios
años. Publicadas originalmente en su blog, este segundo libro es una nueva
compilación de las mismas, cargadas de un humor cuya negrura penetra
todos los ámbitos de la vida, desde los más simples hasta los más elaborados,
de ahí que nos resulten tan cercanas. Las viñetas reflejan, además, toda
una cosmovisión en la que el devenir del mundo parece ser enteramente una
broma pesada que alguien nos gasta, ante lo cual no nos queda más que reír
y reír, inmersos en ese universo lleno de animales exóticos y personas de
narices alargadas que cobran vida en la creación de este gran artista chileno.
Nada escapa a la incisiva mirada que Montt dirige hacia ese campo de
minas que es el día a día: política, religión, economía, psicoanálisis, y todo
el reguero de miserias cotidianas a las que estamos expuestos y con las que
nos vemos obligados a lidiar. Estas páginas nos ofrecen una chispeante e
irreverente sucesión de situaciones por las que se pasean Han Solo, Batman,
Wally, Darth Vader, el Principito, Eduardo Manostijeras y esa insuperable
pareja cómica que forman Dios y Satán. Todo es material inflamable y altamente
hilarante en manos de Montt.
Llama la atención que el autor haya titulado el blog en el que desde 2006
publica sus divertidas viñetas «En dosis diarias». Vivimos en una época
en la que, al parecer, necesitamos de una «dosis diaria» de algo, lo que
sea que nos ayude a superar la existencia. Y qué mejor que ese algo sea el
humor refinado y elegante de Montt.
Ponemos en sus manos más de ciento cuarenta dosis. Es responsabilidad
suya el uso o abuso que se haga de ellas.