A pesar de su brevedad y de su sencillez, o tal vez gracias a estos mismos rasgos, pocos relatos han gozado
de tal popularidad a lo largo de la historia de Occidente como este conjunto de fábulas atribuidas a Esopo (620 - 560 a.
C.). Aunque diversos autores reescribieron el corpus esópico durante la Antigüedad clásica, la Edad Media, el
Renacimiento y el siglo XVIII, fue Esopo quien fijó la estructura más perdurable de este tipo de relatos, poblados por
animales de rasgos humanos como el mono vanidoso, el asno torpe o el astuto zorro. Y aunque hoy en día el legado de
Esopo sigue siendo lectura obligada para la educación moral de los niños, el uso escolar no debe desmerecer esta
selección clásica realizada a partir de las mejores críticas del repertorio del fabulista.