La admiración que siente el joven Fabricio del Dongo por Napoleón le lleva a abandonar Italia para
participar en la batalla de Waterloo en el bando del emperador. A su vuelta al hogar, Fabricio se verá arropado por su
bella e inteligente tía, la duquesa Sanseverina, y por el primer ministro de la corte, el conde Mosca, que le ayudarán
a encauzar su futuro. Sin embargo, su carácter noble y despreocupado, su condición y las circunstancias le arrastrarán
por caminos inesperados.