John Birks «Dizzy» Gillespie, el individuo que aquí nos habla, consiguió
muchas cosas a lo largo de su venturosa existencia, pero tres de ellas
fueron espectaculares: como trompetista cambió para siempre el registro
sonoro de su instrumento, como inventor sacudió los cimientos de la
música contemporánea (bebop mediante) y como excelentísimo bufón
supo enmascarar la trascendencia de todo lo anterior bajo la muy saludable
careta de la risa. Dicho de otro modo, se sublevó a mandíbula batiente. En
este libro se conjuga el relato del propio héroe con los testimonios de
quienes lo trataron a lo largo del tiempo desde su infancia en Carolina del
Sur hasta sus años de venerable pontificado, pasando, naturalmente, por el
estruendo del bebop, el jolgorio de las big bands y las infusiones con
ritmos afrocubanos. Al Fraser entrevista a muchos colegas de Gillespie,
entre ellos a Miles Davis, Billy Eckstine, Cab Calloway, Mary Lou Williams o
Kenny Clarke. Dizzy, por su parte, examina su relación con algunas
eminencias del oficio: Louis Armstrong, Duke Ellington, Stan Kenton o el
legendario (y en este caso inevitable) Charlie Parker.
Lo que aquí asoma es el autorretrato de un hombre entregado por
completo a su obra que contempla la vida (e incluso el futuro del planeta)
con un sentido del humor tan pertinaz como irreverente. Pero To Be or Not
to Bop es también una historia oral de la música negra estadounidense
durante una época incendiaria y festiva.