En abril de 1915, Jean Renoir es hospitalizado en París, y allí se reúne con su padre al que apenas le quedan cuatro años de vida, y se entretienen el uno al otro. De las charlas de entonces el hijo, Jean Renoir, uno de los grandes cineastas del siglo XX, publicaría sus memorias recreando la vida de uno de los pintores cumbre del impresionismo.