En cuestiones de amor, la mujer de principios del siglo XXI lo ambiciona todo. Por eso, cuando no encuentra
al hombre que ella espera, se enfada consigo misma: cree que es mala porque no tolera la debilidad del otro. Y se
enfada con él, porque piensa que es débil y no tolera la fuerza de una mujer. Algunas se resignan y deciden que no
encontrarán jamás al hombre de sus sueños. Otras, más rebeldes, no se rinden y siguen buscando un abrazo que las
entienda: no necesitan un hombre más fuerte que ellas porque saben que son capaces de sostenerse a sí mismas. Desean
encontrar un hombre emocionalmente activo que esté dispuesto a explorar, como ellas, el mundo de los sentimientos.