La teoría de cuerdas es un término familiar no sólo en la comunidad de los físicos teóricos, también ha logrado captar la atención –y la imaginación– de muchos. No es sorprendente, ya que se trata de un ambicioso intento de formular una teoría que unifique todas las fuerzas y partículas «elementales» que existen en la naturaleza. Pretende describir lo grande y lo pequeño y, para lograr tal fin incluye entre sus fundamentos hipótesis tan audaces como que el universo posee muchas más dimensiones de las que hasta ahora suponíamos, y que las partículas que observamos no son sino vibraciones de increíblemente minúsculas «cuerdas», definidas éstas en términos matemáticos. El problema es que la teoría de cuerdas descansa sobre varias conjeturas básicas para las que hay algunos indicios y ninguna prueba. «Después de todo el trabajo científico consumido en esta tarea», explica en este libro Lee Smolin, él mismo un distinguido físico teórico, «seguimos sin saber si existe una teoría coherente y completa que pueda recibir el nombre de “teoría de cuerdas”». Es por esta falta de apoyo experimental que no son pocos los físicos que critican estas investigaciones. No porque pueda ser finalmente un camino que no conduzca a ningún lugar, sino porque está consumiendo muchos recursos. Lee Smolin ha escrito este revelador y transparente libro, crítico sin duda con esta tan atractiva y sugerente teoría. Un libro, además, que no sólo nos orienta en el complejo universo de las fuerzas y partículas fundamentales, sino que también nos enseña qué es, o debería ser, realmente la ciencia.