Combinando temas de la cultura pop con técnicas que recuerdan a los antiguos maestros, Mark Ryden ha creado un estilo singular que hace desaparecer los límites tradicionales entre el arte académico y el arte popular. Su obra empezó a llamar la atención en la década de 1990, cuando comenzó a desarrollar un nuevo género pictórico, el surrealismo pop, que se granjeó multitud de seguidores. Ryden ha superado las estrategias surrealistas iniciales al elegir una temática cargada de connotaciones culturales.Su vocabulario se mueve entre lo críptico y lo tierno, transitando por una delicada línea entre el cliché nostálgico y el arquetipo perturbador. Seducido por sus superficies de meticulosas veladuras e infinitos detalles, el espectador se enfrenta a la yuxtaposición de la inocencia infantil y los misteriosos recovecos del alma. Sus pinturas transmiten una sutil inquietud, inherente en una obra terriblemente bella que, a su vez, contiene alusiones psíquicas más siniestras bajo la apariencia de la cultura kitsch. En este gabinete de curiosidades de Ryden las chicas angelicales aparecen codo con codo junto a figuras extrañas y misteriosas. Marcos con grabados recargados aportan a las pinturas una exuberancia barroca que potencia la solemnidad de tamas tan enigmáticos. Compleja en su contenido esotérico e idiosincrásico, la obra de Ryden no deja indiferente a nadie.Pinxit, cuyo título hace referencia al término latino que significa "pintado por", está estructurado en función de la temática de las principales exposiciones del artista (The Meat Show, Bunnies & Bees y The Tree Show, entre otras) e incluye una recopilación de textos de Yoshitomo Nara, Carlo McCormick y otros, así como una nueva reseña de la crítica cultural Kristine McKenna. Esta extensa retrospectiva reúne casi dos décadas de pinturas y obras en papel de Ryden para ampliar los horizontes de su asombroso universo y presentarlo al mundo, página a página.