Hegel es autor perpetuamente releído, reinterpretado, casi pudiéramos decir que reinventado. Su actualidad no hace sino crecer. He aquí por qué parece conveniente leer directamente sus grandes textos y no sólo el de sus comentaristas.
La arquitectura es para el gran filósofo alemán «la primera realización del arte». Ya se sabe que Hegel piensa que el arte tiene en común con la religión y la filosofía una cierta revelación de «lo divino». Su condición es «la autoconciencia del espíritu libre». Hegel distingue tres formas fundamentales del arte: el arte simbólico, el arte clásico y el arte romántico. En el primero hay todavía un desequilibrio entre la Idea infinita y la forma sensible. En el arte clásico se alcanza la completa conformidad: pero su defecto está en ser «únicamente arte, y nada más que arte». Sólo al llegar la etapa romántica, la interioridad se hace consciente de sí misma. El arte romántico es la unidad de arquitectura y escultura, una unidad que se vale de nuevos medios expresivos. ¿Está ello muy lejos del concepto actual del «diseño»?
En el presente libro Hegel representa la evolución de las tres grandes fases de la arquitectura: simbólica, clásica y romántica, con una riqueza inigualable de ejemplos y comentarios críticos.