Tras comenzar su carrera como agente de banca, Paul Gauguin (nacido en 1848) decidió dedicarse exclusivamente a la pintura a la edad de 25 años. Después de una serie de éxitos iniciales con el grupo impresionista, rompió su amistad con Vincent van Gogh y después, cuando los problemas personales comenzaron a inquietarle, se embarcó en una vida errante, vagando primero por Europa y marchándose finalmente a Tahití en busca de la originalidad pura y de la naturaleza virgen.
Las obras creadas desde ese momento hasta su muerte en 1903 le dieron el reconocimiento póstumo. En cuadros desprovistos de cualquier intento de disfrazar románticamente el estilo de vida de los primitivos habitantes de la isla, Gauguin fue capaz de expresar el efecto mágico que tenían sobre él tanto los paisajes como la vida de los nativos, su lenguaje corporal, su encanto y su belleza. Cansado de su fama de pintor de los mares del Sur, Gauguin decidió finalmente regresar a Francia, pero murió de sífilis en las Islas Marquesas antes de su partida.