Los sesenta, situados en una extraña posición entre los rígidos años cincuenta y los liberales setenta, supusieron una década de transición en la industria del cine. Mientras el arte, el consumo de masas y la cultura popular se unían y creaban un verdadero estilo de arte pop, el cine rebosaba energía psicodélica. Este libro es una guía que recopila las mejores películas de la época y explora el proceso de creación y la maestría de grandes éxitos como El gatopardo, Los pájaros, Bella de día, Por un puñado de dólares y Doctor Zhivago.
Con la audiencia cada vez más pendiente del televisor y la relajación de las normas sobre lo que era “admisible” en el cine, los cineastas aprovecharon esa libertad para explorar sus posibilidades como forma de arte. Como solía suceder, los europeos abrieron el camino: los franceses con directores de la Nouvelle Vague como Godard y Truffaut, y los italianos con películas innovadoras como 8 1/2 de Fellini y El eclipse, de Antonioni.
A mediados de los sesenta, Estados Unidos también empezó a tomarse más libertades creativas, sobre todo en películas de jóvenes directores underground como Russ Meyer, John Frankenheimer y Sam Peckinpah. Entretanto, Mary Poppins y Sonrisas y lágrimas pusieron el broche de oro a la grandiosa era de los musicales de Hollywood mientras los spaghetti western se convertían en un fenómeno al instante. Bond, James Bond, apareció por primera vez en la pantalla y Kubrick estableció un nuevo nivel de calidad para el cine de ciencia ficción con 2001: una odisea del espacio.
Aunque probablemente el término feminismo aún no estuviese listo para asumir un papel estelar, esta década también trajo consigo uno de los principales avances en la representación femenina. Desde la Barbarella de Jane Fonda hasta Holly Golightly en Desayuno con diamantes o Bonnie Parker de Bonnie y Clyde, en la década de 1960 las mujeres pasaron de ser accesorios decorativos a personajes complejos y poderosos.