En ocasiones cómico, a veces irreverente, en otras devocional, pero siempre franco y honesto, Zen ambivalente es el testimonio lúcido de un occidental embarcado en una aventura espiritual.
Lawrence Shainberg se interesó por primera vez en el budismo Zen a principios de los años 1950s. Inicialmente creía que con el Zen iba a mejorar su forma de jugar al baloncesto. No fue así. Sin embargo, el contacto con el Zen puso en marcha una intensa búsqueda espiritual que iba a durar el resto de su vida. Leyó apasionadamente los libros de Alan Watts, Krishnamurti y D.T. Suzuki, y se entregó de pleno a la práctica del zazen. Su pasión por el Zen le acarreó un sinfín de dudas, confusiones y hasta problemas físicos. Finalmente, halló lo que buscaba en un humilde maestro japonés, que le dijo: "Larry-san, si sacrificas todo, no tendrás miedo de nada". A partir de ese momento la práctica espiritual se tornó más serena y menos dubitativa.
Con la habilidad propia de un novelista, Shainberg consigue atrapar al lector de inmediato. Tal como indica el Washington Post en una crítica enormemente elogiosa: "el autor nunca saca relucir un tópico espiritual en una página sin darle la vuelta en la siguiente con una gran carcajada". Entro los practicantes del budismo de medio mundo Zen ambivalente se ha convertido en un libro de oculto.